FACE-TIME

Estoy cansada. Cansada de jugar al ratón y al gato, de los silencios y las ausencias, de las discusiones para aclarar malentendidos. «Tus señales se contradicen. Dices una cosa, luego otra. ¿Y qué me dices de tu lenguaje corporal?» Mi lenguaje corporal… como si el tuyo fuera claro. Te acercas, huyes, te acercas de nuevo, te alejas… Basta ya. BASTA YA.
Reservo la sauna del hotel. «¿Vienes?» Vienes. Hablas sin parar. Intento seguirte el ritmo. Palabras, palabras y más palabras en nuestra segunda lengua. La mía solo quiere saborear la tuya. ¿Cómo dejarlo claro esta vez?
Me levanto. Desanudo mi toalla. Se desliza hasta el suelo.
Te miro a los ojos. Hablan el mismo idioma que los míos. El que nos unía a todos antes de la caída de la Torre de Babel. Me giro. Siento tu cuerpo desnudo detrás de mí, tus besos en mi cuello, tus manos en mis pechos, tu miembro entre mis muslos. Lo acaricio, lo guío a mi vulva, lo rodeo con los labios. Se desliza dentro de ellos buscando mi interior. Se detiene en la entrada, intenta penetrarla, pero muevo la cadera. No quiero follar ahora, no quiero follar así nuestra primera vez. Solo quiero sentirte.
Tu cuerpo entiende al mío. Te mueves despacio, de atrás a adelante, de adelante a atrás. Me estoy volviendo loca, loca, loca por ti. Los espasmos me sacuden, aceleras y la humedad de tu orgasmo se funde con la del mío.
Me giro y te beso, te beso, te beso. Buenas noches.
Arantza
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